martes, 18 de junio de 2013

Another year Amalia

Hoy tuve muchos regalos de cumpleaños; muchos sonidos, olores, molestias de amigos con comentarios de mi edad "ja como si les faltará mucho por llegar", buenos deseos, gente bonita que por la sana educación te manda felicitar, digo es un año más.
Recibí los regaños y las quejas de mi madre acerca de cuando voy a comenzar a cotizar para tener una vivienda, de que debo pensar bien en que es lo que quiero de mi vida, que si voy a ser madre y si es así que no pierda el tiempo por que lamentablemente se va, que dejará de vivir en mi mundo. En caso contrario escuché las burlas de mi padre por que cumplo 27 años y según ya estoy para vestir santos. Mis padres siempre han sido así; contrastantes, erráticos, inteligentes, culturales, defeños e inmensamente nostálgicos.
La primera reacción que tuve con mi madre fue una mirada desviada que duro varios segundos acompañada con un largo suspiro, enseguida le narre un comentario fuera del tema algo chistoso para darle la vuelta al asunto, sin embargo después de unas horas más siguió con las mismas observaciones, era como escuchar una canción vieja que de pronto después de tanto oírla notarás que hay una violación de segmento en donde después de algunos segundos siguiese la tonada ya más que conocida.
La segunda reacción fue una larga carcajada con irónicos tonos de complicidad, aunque después de algunas copas de vino el viejo término por contarme su real preocupación, me aconsejo que dejará el miedo, que fuera humilde, que tenía que elegir ya el camino que quisiese, que ya no estoy para respuestas de NO SE. Que la vida es difícil pero hay que tener humor para sortearla, que hay que tener la capacidad de soñar con los pies en la tierra pero sobretodo me dijo que no quería que me pasará su maldición, el embrujo que lo ha acompañado en varias etapas de su vida que es la tristeza,esa que te arrastra lentamente a un rincón oscuro que aprisiona la libertad confinadote a vivir en el pasado, un círculo enfermo en donde el dolor es constante.
No pude negarselo tenía la infección en mi sangre, la sintomatología era idéntica; episodios existenciales con toques de nostalgia, periodos de culpa, un boicoteo seguro ante pruebas de presión  y demás características. Su respuesta fue un - No me digas que lo tienes, carajo. Ni modo mi niña linda, hay que batallar-
Reajustes, eso fue lo que obtuve en un año más de vida, nostalgia que en periodos cortos y miradas descuidadas podía permitirle a mis lágrimas salir. Veo mi rostro en el espejo y el reflejo de mi alma está envejeciendo, lo sorprendente de todo esto es que no hago nada para salvarla parece conformarse con ese desgaste anunciado, escarba un poco para tener algo de animo y no encuentra esa tierra fértil de antaño, hace uso de los focos de sueños y esperanzas para alumbrar y poner contenta al alma pero parece que no le interesa que el sendero este iluminado.
Estoy otra vez en el limbo, me parece familiar el ambiente se que ese aire intoxicante es la locura que te ciega permitiendote caminar en circulos, el miedo me impide ver los senderos, por primera vez no se que pasará.
Solamente cierro los ojos y los aprieto fuerte y cuando me aventuro a abrirlos sólo me enfrentó a un panorama incierto, quiero ver luz, por favor, que alguien me preste un lámpara.